Tras una semana que resultó más complicada de lo que cabría esperarse en un principio, Rafa Cabrera Bello (75 golpes, +4) ha puesto este sábado el punto y final a su participación en el Pebble Beach Pro-Am después de su encuentro con la hierba del Spyglass Hill, el único campo que le quedaba pendiente de los tres que componen la rotación. Un complejo que a la postre ha sido el que más ha erosionado su tarjeta y el que ha auspiciado que el español se marche a casa antes de tiempo y a siete golpes de poder haber hecho el corte del evento.
Y es que desde el inicio el complejo californiano dio muestras de no querer facilitarle las cosas ni un ápice al único miembro de la Armada esta semana en el PGA Tour. Sirva como ejemplo que en su primera bandera del día -la del hoyo 10– el grancanario salió con un doloroso doblebogey después de tripatear en su green. Un fallo que cayó como un jarro de agua fría en su moral y que lo condujo con el paso de los minutos a una de sus experiencias más amargas en el mejor circuito del planeta. Los bogeys en el 13, el 14 y el 16, aderezados con los dos aciertos en el 15 y el 17 llenaron la tarjeta de color en la primera parte de su recorrido.
Su cartulina reflejaba un amargo tres sobre par y los nueve últimos hoyos se contemplaban como una subida al Gólgota en la que la aceptación iba a ser el leitmotiv principal de la trama. Y así es como fue. Las banderas se fueron sucediendo sin una reacción de Rafa que le hiciera tirar la puerta abajo y sólo un bogey y un birdie desperezaron unos nueve segundos hoyos que estuvieron muy cerca de caer en un letargo lento y pesado.
De este modo, Rafa termina muy lejos de una zona noble en la que se han colado por méritos propios algunas leyendas como Jason Day (70 golpes, -14) o Phil Mickelson (67 golpes, -16), que seguro van a plantear batalla en la jornada dominical a un Nick Taylor (69 golpes, -17) que ha cogido con muchas ganas el liderato y que va a costar que lo bajen de ahí.