Adrián Otaegui no pudo rematar el gran trabajo desarrollado durante toda la semana en el Pretoria Country Club de Sudáfrica, recorrido en el que partía como colíder en la ronda final del Tshwane Open al que le «sobraron» los últimos nueve hoyos.
El jugador de 22 años, que comenzaba la ronda final en lo más alto de la tabla junto a otros cinco jugadores, se anotaba un bogey en el primer hoyo de su vuelta, nada importante ya que en los cinco siguientes firmaba cuatro birdies para colocarse líder en solitario terminada la primera parte de la jornada.
Los segundos nueve fueron otra historia. Cuatro bogeys sin birdies dejaron a Otaegui con un +1 en el día (71) y un acumulado de -8, insuficientes para dar caza a George Coetzee, jugador local (se crió en ese campo), y uno de los seis colíderes, que terminaba su ronda libre de errores con 65 golpes (-5) y un total de -14.
«Creo que juego este campo 18 años por lo que estuvo a mi favor saber cuando tenía que ser agresivo y cuando no», declaró el sudafricano de 28 años. «La multitud era increíble, yo podía sentir como el público me llevaba en volandas hacia el final. Ha sido una gran experiencia y un día muy especial para mí».
Coetzee aventajó en un golpe a su compatriota Jacques Blaauw que a punto estuvo de dar la sorpresa viniendo desde atrás después de entregar una cartulina con 61 impactos.