A estas alturas de la semana todos nos hacemos la misma pregunta: ¿Jugará o no jugará Phil Mickelson en Erin Hills? En un principio la respuesta parecía clara a tenor de lo comunicado hace unos días sobre su intención de estar en la graduación de su hija Amanda. Sin embargo, en las últimas horas lo ha dejado en el aire a través de unas declaraciones y unas acciones que hacen pensar que el genio de San Diego podría volver a intentar conseguir el Grand Slam –el US Open es el único Grande que le falta en sus vitrinas-.
Pero para ello deben darse una serie de condiciones que no dependen de otra cosa que de la meteorología. “Necesito que la jornada tenga un retraso de cuatro horas”, afirmó Lefty ante las cámaras de la CBS el pasado domingo tras finalizar su participación en el FedEx St. Jude Classic. Y es que esa es la razón principal por la que el estadounidense no ha querido borrarse del evento y ceder su plaza al primer reserva de la lista. Porque sí, hay una pequeña y remota oportunidad de ver a Mickelson tratar de mejorar en el US Open la segunda posición que ha conseguido hasta en seis ocasiones.
“He estado haciendo cálculos y parece que un mínimo de cuatro horas es lo que necesito para llegar a tiempo desde California. Debería estar en el aire, más o menos, a la hora a la que tengo que salir a jugar. El viaje es de unas 3 horas y 20 minutos, y a eso hay que sumarle lo que se tarda desde el aeropuerto al campo. Anoche –hablando por el sábado- había una probabilidad de tormenta el jueves de un 60 por ciento. En este momento –por el domingo- es de un 20 por ciento. Quién sabe”, admitió el jugador de la eterna sonrisa.
Mickelson está encuadrado en el antepenúltimo partido del jueves. Tendría que salir desde el tee del 1 a las 14:20 horas -21:20 en la España peninsular- junto a sus compatriotas Steve Stricker y Stewart Cink. Todos estaremos, pues, pendientes del cielo.
Pingback: Roberto Díaz estará en el tee del US Open a las 6:45 pero no sabe si pinchará la bola, y mira a Mickelson OpenGolf.es