Comenzó muy bien Sergio (71 golpes, -6) la segunda jornada en el Australian PGA Championship. Dos birdies sin errores en las siete primeras banderas hacían presagiar una vuelta de altos vuelos, como ya nos demostró en la ronda inaugural. Sin embargo, todo se torció en el hoyo 9, el segundo par 5 del día. Una bandera, a priori, con muchas posibilidades de sacar el birdie pero que ni ayer ni hoy ha sido capaz de aprovechar. Es más, en esta ocasión el castellonense se lió de tal manera que firmó en ella un 7, un doblebogey que le colocaba al par en el día con media vuelta disputada.
Esto le trastocó los planes y, sin apenas tiempo a la recuperación, llegó un nuevo mazazo en forma de bogey en el 10. Sergio veía cómo la cabeza de la clasificación se le escapaba sin apenas poder reaccionar. Por suerte, el vigente ganador del Masters sacó fuerza de las adversidades y tres birdies en el 11, el 15 y el 16 volvieron a dotarle de una ventaja de dos golpes respecto al campo. La lástima fue ese nuevo bogey en el 18 que le alejó de las siete primeras plazas que con tanto esfuerzo había peleado.
El deportista de la Armada sigue ostentando una posición en la zona de privilegio, pero al fondo del Top 10. Desde ahí vio volar nuevamente a los locales Adam Bland (66 golpes, -12) y a Marc Leishman (65 golpes, -12) -cuajó la mejor vuelta del día con una cartulina con un eagle, siete birdies y solo dos errores- que son, junto al también australiano Greg Chalmers (66 golpes, -10), los únicos tres jugadores con cartulinas con dobles dígitos en negativo.
Pero el Top 10 de Sergio no es la única alegría para los nuestros. Y es que Adriá Arnaus (70 golpes, -3) ha vuelto a vencer al RACV Royal Pines Resort para firmar su primer corte pasado en su primera andadura en el circuito europeo. El catalán fue el mejor español del día y una tarjeta con un eagle, dos birdies y otros tantos bogeys le ha permitido subir hasta quince posiciones para instalarse momentáneamente en el T26, a solo tres impactos de la cabeza de la tabla.
Emilio Cuartero (73 golpes, +2) no ha podido hacer lo propio y se marcha del torneo con las manos vacías.