«Madre, yo al oro me humillo. Él es mi amante y mi amado, pues de puro enamorado anda continuo amarillo. Que pues doblón o sencillo hace todo cuanto quiero, poderoso caballero es don Dinero«. Con este primer octeto de la obra compuesta por Francisco de Quevedo podría resumirse a la perfección el titular de esta noticia, una nueva que nos llega en las últimas horas y que habla a la perfección de los valores que se están promoviendo en los últimos tiempos en el mundo del Golf profesional.
Quizá muchos nos hayamos quedado anclados en esos valores que ponían por delante criterios más allá del vil metal. Quizá porque seamos de esos supervivientes que siguen pregonando que el dinero es efímero, pero la lealtad eterna. Y, sobre todo, porque teníamos idealizados a ciertos jugadores sin conocerlos realmente.
Y el último ejemplo en esta larga retahíla de golfistas que pasan a engrosar las filas del “parecía que sí, pero…” aparece Phil Mickelson, que valiéndose del errático comentario promulgado por Dustin Johnson el año pasado con aquel “no somos políticos, sino golfistas” -obviando el alcance de todos sus actos para el mundo entero- pasa a engrosar el roster del Saudi International de finales de enero.
Una acción que trasciende a un segundo plano cuando uno decide apuntarse a la moda del fee por participar y sus suculentos petrodólares “traicionando” a aquel torneo que te dio la oportunidad de hacer tus primeros pinitos en el circuito más importante del mundo. De este modo, el Waste Management Phoenix Open se queda sin uno de sus referentes en una semana en la que el European Tour buscará robarle los focos al PGA Tour sin importarle el cómo ni el porqué de su alianza con el reino saudita.
“Tengo muchas ganas de jugar allí”, informó Lefty a través de un comunicado de prensa. “Vi a Dustin ganar el título el año pasado y pensé que el campo tenía un recorrido muy interesante. Tener a tantos jugadores talentosos en el campo también ha hecho más fácil la decisión. He disfrutado con mis anteriores visitas a Oriente Medio y estoy deseando jugar en un nuevo país y poner mi granito de arena para ayudar a que crezca el juego allí”, argumentó el de San Diego.
Unas palabras que lo colocan en el punto de mira después de haber comentado hace apenas un año tras la disputa de la Ryder Cup que ya no se veía capacitado para jugar en un campo tan largo como Le Golf National -la diferencia entre el complejo galo y el Royal Greens G&CC saudí es de apenas 400 yardas-.