Lo intentó, pero el día no fue propicio para las florituras en Austria. Ni el campo ni el propio juego de Carlos Pigem (76 golpes, -2) se mostraron amables con el jugador ilerdense, que cuajó la peor ronda de la semana sobre la hierba del Diamond CC y acabó deslizándose en la clasificación hasta acabar en el T28, un puesto que no hace justicia a la gran semana de Golf pero que pone de manifiesto una vez más que en este deporte hay que estar ojo avizor hasta el hoyo 72.
Pigem, que llegaba al tee del 1 con una racha de 32 banderas seguidas sin conocer el error, mostró por primera vez su fragilidad en el Lyoness Open en esta bandera. Un bogey en un par 5 del que había huido durante los tres días precedentes y que minó su moral hasta tal punto que ni siquiera el birdie del 4 fue capaz de levantarle. Tras este, un nuevo bogey en el 5, un boblebogey en el 10 que le acabó de minar la moral y los dos bogeys en el 13 y el 14 que le dieron la puntilla. El birdie final en el 16 solo sirvió para maquillar un poco la tarjeta y hacerle subir unas cuantas posiciones.
Y es que este torneo tenía el nombre del campeón escrito desde el comienzo de la ronda. Sí, el ganador era primerizo en la victoria en el viejo continente, pero no se trataba de Carlos. Fue un sudafricano como Dylan Frittelli (67 golpes, -12) el encargado de poner tierra de por medio desde bien temprano con cinco birdies en las once primeras banderas que le colocaron líder sin ningún tipo de paliativo, aventajando en un impacto al finlandés Mikko Korhonen (67 golpes, -11), al inglés David Horsey (65 golpes, -11) y su compatriota Jbe Kruger (67 golpes, -11).
Borja Etchart (71 golpes, +4), segundo y último español en el fin de semana, sí que le pudo ganar la partida al campo y con un recorrido en el que firmó cuatro birdies y tres bogeys acabó estableciéndose en el T57, su mejor actuación del presente curso en el European Tour.