El jugador australiano cazaba el green del 16, un par 4 de 283 yardas, 259 metros. Después de que la bola acabara en el green con mucha fortuna
Poco golpes con más suerte que el de Cameron Davis hemos visto este curso. Y es que el australiano se metía el eagle en el bolsillo después de que la bola rebotara en una roca y terminara en el green. Cuando todo indicaba que acabaría en el agua. Ocurría durante la primera jornada del Northern Trust en el 16, un par 4 de 283 yardas, 259 metros.