“¿Estás bromeando? Tienes que estar bromeando. Si apenas he conseguido pasar el tee de mujeres”. Estas fueron las primeras palabras de Jordan Spieth tras su drive de 177 yardas en el hoyo 18. Venía como un tiro, muchos lo colocaban entre los favoritos al triunfo después de una espectacular remontada gracias a los nueve birdies sin errores en las 17 banderas anteriores, pero una rama fue la culpable de su infortunio final.
El ex número 1 del mundo había pasado en solo unas horas de estar descartado a todas luces para el triunfo a darse una oportunidad de conseguir su segunda Chaqueta Verde gracias a una vuelta estratosférica. Después de todo no podía hacer otra cosa si quería tener una mínima opción en el Augusta National. Su única opción pasaba por hacer historia consiguiendo la vuelta más baja del campo… y estuvo muy cerca de conseguirlo.
Drives rectos como una vela, dardos certeros en sus golpes de approach y una sensabilidad de otro mundo para con el putter -cuánto tiempo hacía que no lo veíamos patear de esa manera- le dieron esperanzas, algo que se fue incrementando conforme avanzaba posiciones y Reed se molestaba más por quitarse de encima los errores que por restarle golpes al campo. Pero entonces llegó el 18 y, cuando había conseguido ser el centro de todas las miradas, la oportunidad de triunfo se desvaneció en el mismo momento que su impacto desde el tee sacudió la rama del pino.
“Para ser honestos solo miré la clasificación una vez que pinché en el 18”, confesó Spieth a los periodistas minutos después de finalizar la vuelta. “No iba a hacerlo ni una sola vez. Ese era mi plan para el domingo. Me quedan hoyos, pensé. No te preocupes del torneo y sal a divertirte”. Y vaya si lo hizo. Nicklaus puede tener seis Chaquetas Verdes, pero ni de lejos alcanza los 70,05 golpes de media por ronda que tiene el texano en este campo, que ya le vio ganar en 2015. Unos números que podrían haber sido incluso mejores si no llega a ser por la dichosa rama.