Fue, a nuestro juicio, uno de los mejores golpes de Jon Rahm durante la segunda jornada de The PLAYERS, tanto por su dificultad -jugaba la bola desde el rough y con un árbol por delante impidiendo un tiro limpio-, como por la resolución, ya que la bola terminó a escasamente un metro del agujero después de jugarla desde 163 metros. Un golpazo en toda regla con el que anotaba uno de los cinco birdies del día.