Rafa Cabrera-Bello (67 golpes, -10) no ceja en su empeño por colocar de nuevo la bandera española entre los ganadores de un Rolex Series. Lo hizo en el pasado Irish Open y podría hacer lo mismo en el Abierto de Italia que se está disputando esta semana sobre un Gardagolf CC que, si bien es cierto que no ha mostrado tanto sus debilidades -en la ronda inaugural hasta 111 jugadores se fueron por debajo del par-, no ha podido evitar que muchos jugadores volvieran a entregar una tarjeta con números muy bajos y ronden ya los dobles dígitos.
De hecho, el grancanario es uno de los que ha conseguido llegar a esta mágica cifra gracias a un final con tres birdies en las seis últimas banderas que, sumados a los dos de comienzo de ronda -lástima ese bogey en el 14, un hoyo que ya se le atragantó el jueves- le permiten encarar el fin de semana desde la segunda plaza, solo un golpe por detrás de un rejuvenecido Martin Kaymer (63 golpes, -11), que ha logrado finalizar estos segundos 18 hoyos con ocho birdies sin error.
Pero el isleño no es el único compatriota que ha conseguido acceder a las dos últimas jornadas en el país transalpino. Este honor también le corresponde a Gonzalo Fernández-Castaño (66 golpes, -6) y a Jorge Campillo (68 golpes, -6), ambos con recorridos por debajo de los 70 impactos para instalarse en el Top 30, a tres de la zona noble. Un golpe por detrás de ellos se encuentra el donostiarra Adrián Otaegui (69 golpes, -5), que ha accedido al sábado por la puerta grande con cuatro birdies consecutivos en la parte final de su vuelta y, junto a Nacho Elvira (69 golpes, -4) y Miguel Ángel Jiménez (70 golpes, -5), completará el sextete de españoles en los últimos 36 hoyos.
No pueden decir lo mismo Álvaro Quirós (70 golpes, -1), Pedro Oriol (71 golpes, -1), Scott Fernández (76 golpes, +5), Pep Anglés (75 golpes, +6) y Carlos Pigem (79 golpes, +9), que se van de Italia con las manos vacías. Pablo Larrazábal tampoco estará después de retirarse debido a una lesión en una de sus muñecas.