Sensación amarga la que nos ha dejado la vuelta protagonizada por Rafa Cabrera-Bello (68 golpes, -11) este lunes durante la última jornada del Dell Technologies, segundo evento de los PlayOff. Porque sí, esta claro que el T7 logrado por el grancanario es una proeza digna de celebrar -sin ir más lejos, le permite ascender hasta el 37º lugar en la FedEx Cup-, pero visto cómo se ha desarrollado la ronda parece botín escaso para el excepcional día de Golf que ha protagonizado el isleño.
De hecho, Rafa se llegó a situar durante algunos minutos líder en solitario del campeonato después de la disputa del hoyo 11, momento en el que convirtió su séptimo birdie del día. En ese instante el español bordaba el Golf. Acumulaba un cien por cien de greenes en regulación e incluso había podido darle la vuelta a su estadística con el putter con siete dianas que solo tuvieron el único pero del par 5 del 7, de donde salió con bogey.
Sin embargo, todo cambió en dos jugadas: el tiempo que tardó el canario en sustituir los birdies por bogeys y la aparición estelar del estadounidense Bryson DeChambeau (67 golpes, -16), que nadie duda de que ahora mismo sea el jugador más en forma del panorama mundial. Y es que el golfista californiano sumó en el TPC Boston su cuarto triunfo en el PGA Tour, tercero de la temporada y segundo de forma consecutiva tras el Northern Trust.
Una vuelta con seis birdies y solo dos fallos fue suficiente para que el norteamericano se distanciara del mexicano Abraham Ancer (73 golpes, -11) y dejara en agua de borrajas los intentos de Justin Rose (68 golpes, -14) y de Cameron Smith (69 golpes, -13) de alcanzarlo en lo más alto. Así pues, DeChambeau continúa primero en la FedEx Cup y que Koepka vaya con ojo, pues dos triunfos más del deportista de 24 años podrían hacer que su premio al Golfista del Año quede en entredicho. Jon Rahm (70 golpes, -4), en el T43, completó la hoja de servicios de la Armada en la antepenúltima parada de la temporada.