Después de unos días de mucho trasiego entre llamadas, entrevistas y entrenamientos sobre la hierba de este TPC Scottsdale, Jon Rahm (70 golpes, -1) ha vuelto a la competición y lo ha hecho con un nada despreciable T38 en estas primeras horas del Phoenix Open. Y sí, hay que añadir un enorme mérito a sus números porque, además de venir de los días de más agotamiento de toda su vida –como se encargó de apuntar en la rueda de prensa previa al torneo-, forma parte del selecto grupo de jugadores que se ha marchado a Casa Club con guarismos en negativo.
En un partido que ha acaparado el centro de atención en Arizona, el jugador español consiguió arañarle tres birdies al campo gracias a su buen hacer con el putter, que le ha salvado de más de un apuro. El deportista de Barrika, que precisamente ha sido autor de uno de los golpes del día al embocar un putt para birdie de once metros y medio, se sirvió de su juego corto para mantenerse cerca del grupo de cabeza que conforman Brendan Steele (65 golpes, -6), el japonés Hideki Matsuyama (65 golpes, -6) y el norteamericano Matt Kuchar (64 golpes, -7), líder en solitario del evento, aunque tendrá que apretar este viernes si quiere aspirar a cotas mayores.
Por falta de apoyo no será, pues la vuelta a la que fue su casa –camiseta con el 42 y el nombre de RAHMBO incluido en el hoyo 16-, unida a la reciente victoria en el Farmers Insurance Open, está provocando un aluvión de vítores en cada rincón del complejo. Jon Rahm es uno más de Arizona. La comunión con los aficionados es excelente y poco o nada le ha perjudicado que compartiera protagonismo con los locales Jordan Spieth (70 golpes, -1) y Rickie Fowler (67 golpes, -4). Esperemos que se aproveche de este apoyo y le insufle la confianza necesaria para situarse arriba en los segundos 18 hoyos. Sería una bonita historia en el regreso del hijo pródigo.