No será que no lo intentó, pero la pegada de Dustin Johnson (65 golpes, -24) fue una losa muy grande para el español Jon Rahm (69 golpes, -16), que pese a que luchó estoicamente y lo probó de mil maneras tuvo que conformarse con el segundo puesto en un Torneo de Campeones que pasará a la historia por la gran superioridad mostrada por el actual número 1 del mundo, que ha arrancado el 2018 de una manera sublime para sumar su segundo triunfo en este torneo después del logrado en 2013.
Podríamos decir que el León de Barrika fue el mejor jugador del campo entre los mortales, pues el nivel alcanzado por el estadounidense distó mucho del del resto de golfistas que se dieron cita sobre la hierba del Plantation Course de Kapalua. DJ jugó las cuatro rondas por debajo de los 70 golpes, logrando 23 birdies, 3 eagles y 5 bogeys y dejando trazas de aquel deportista que hace un año parecía imbatible.
Le ayudó también el hecho de que su compatriota y compañero en el último partido Brian Harman (72 golpes, -15) no cuestionara su liderato en ningún momento, mostrándose errático en la primera parte de su recorrido y permitiendo crecerse al de Columbia. Tras nueve hoyos, la diferencia entre ambos era ya de seis golpes y de cinco respecto a Rahm, que a pesar a aprovechar prácticamente todas las posibilidades de birdie no encontró el premio de poner nervioso al norteamericano.
Tan superior y con tanta confianza se veía Johnson que en el hoyo 12 -aquel par 4 en el que en la tercera ronda convirtió un eagle con un excelente approach rodado– se permitió el lujo de lanzar un misil balístico que recorrió 430 yardas y se quedó a solo 15 centímetros de encontrar el fondo del agujero y, por lo tanto, de hacer el Hoyo en Uno. Finalmente, todo quedó en un eagle. Esto junto a los tres birdies consecutivos en el 14, el 15 y el 16 dieron la puntilla al torneo y demostraron que podemos estar ante un año sencillamente espectacular.
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