A buen seguro que no fue su mejor ronda sobre un campo de Golf, pero si algo demuestra Jon Rahm (71 golpes, -5) semana tras semana, torneo tras torneo, es que su afán por no rendirse nunca parece no conocer fin. Es por esto que, cuando al León de Barrika no le terminan de salir las cosas, siempre encuentra algún argumento en su juego al que agarrarse para acabar firmando una ronda que le permite seguir entre los mejores. Y eso en un día en el que firmó un discreto 42 por ciento de calles cogidas tiene un mérito tremendo.
El ejemplo más claro de esto que comentamos lo encontramos en el último hoyo que disputó este viernes, en el 18 del campo sur de Torrey Pines. Aquí, el vizcaíno empezó su via crucis particular ya desde la salida, con un drive que terminó instalándose en el bunker de la calle. Y la cosa no es que fuera mucho mejor con su siguiente golpe, que se desvió muy a la derecha para preocupación de los aficionados, que veían cómo aumentaban las posibilidades de que JR se despidiera del viernes con dos errores consecutivos.
Pero entonces salió a la palestra esta chispa que sólo tienen los grandes jugadores y, tras llevar la bola al green con un golpe antológico, dos putts sellaron un Par por el que muchos no daban un céntimo. Fue el final de una dura segunda parte de recorrido en la que sólo se apuntó un bogey que redujo la ventaja que había conseguido con los cuatro birdies y los dos fallos de los compases iniciales de la vuelta. Aun así, el español se queda en el Top 12 del evento, a dos impactos de entrar en el podio y a cinco de un Ryan Palmer (62 golpes, -10) que ha sido el jugador más destacado después de los once birdies conseguidos en el campo norte de Torrey Pines.
De este modo el norteamericano aventaja en dos a su compatriota Brandt Snedeker (67 golpes, -8) y partirá en el último encuentro del día con un ojo puesto en la avalancha que se le viene encima como encadene un par de errores.