Muchos podrían pensar que la ronda final en el Open le podía haber causado estragos en su moral, pero quien afirme esto es que no conoce a Jon Rahm (62 golpes, -8). El jugador vizcaíno, después de la complicada ronda dominical vivida en Royal Portrush, ha sido el mejor con diferencia en la primera jornada del WGC-St. Jude Invitational y en estos momentos puede presumir de ostentar el liderato con una ronda impoluta en la que solo conoció el acierto y que le pone de cara la tarea de esta semana: tratar de conquistar el primer triunfo en una Serie Mundial para España.
Rahm, que comenzó su ronda por el hoyo 10 junto a dos pesos pesados del conjunto de las barras y estrellas como son Gary Woodland y Xander Schauffele, vivió un inicio lento pero seguro que lo llevó a plasmar unas dieciocho primeras banderas en las que demostró un toque especial con el putter sobre la hierba del TPC Southwind. De hecho, sus números en el green fueron mejores que los de cualquiera de sus compañeros de juego. El vasco logró más de cinco impactos de media respecto al resto del campo en el “verde”, guarismos que se afianzaron con casi el 65 por ciento de calles cogidas y el 72 por ciento de greenes en regulación.
Y fruto de ello llegaron los resultados. Pues a los tres birdies sin errores de la primera parte de su recorrido se le unieron otros cinco aciertos en las nueve últimas banderas que le hicieron instalarse sin ningún tipo de problemas en la primera plaza, tres impactos por delante de un numeroso grupo perseguidor que integran los americanos Cantlay (65 golpes, -5), Bubba Watson (65 golpes, -5) y Smith (65 golpes, -5) y los japoneses Matsuyama (65 golpes, -5) e Imahira (65 golpes, -5).
Un colchón de golpes que todavía se hace más pronunciado cuando nos fijamos en Sergio García (69 golpes, -1) y Rafa Cabrera Bello (70 golpes, Par), los otros dos integrantes de la Armada que son de la partida en este último campeonato del mundo de la temporada.