Que el año de Rahm ha sido una auténtica pasada es una realidad como un templo. Su juego, su manera en la que ha irrumpido en los mejores circuitos del mundo y, sobre todo, sus números hablan muy bien de un jugador que hace apenas un año y medio ocupaba el puesto número 726 del ranking mundial y soñaba con lograr la tarjeta del PGA Tour jugando solo unos pocos torneos. Y mirémosle ahora. No solo ha conseguido ganar en la mejor gira del planeta, sino que hizo lo propio -hasta en dos ocasiones- en el European Tour y prácticamente ha encarrilado su billete a la Ryder Cup.
Farmers Insurance Open, Irish Open y DP World Tour Championship son las tres victorias que a día de hoy brillan en su vitrina de trofeos. “Cuando empecé el año ni siquiera hubiera podido soñar con lograr todo lo que he logrado”, ha comentado el vizcaíno en más de una ocasión durante este 2017. Una sensación que se hace todavía más grande si nos detenemos en un dato relacionado con la clasificación mundial.
Y es que si nos quedamos con su ascenso desde el 1 de enero -cuando estaba situado en el puesto 137-, hasta el Top 4 que llegó a alcanzar tras su victoria en Dubái, podemos afirmar -gracias a los datos aportados por el experto en ranking mundial Nosferatu– que es la segunda mayor subida dentro de los diez mejores jugadores en el calendario de un año después de la vivida por el estadounidense Webb Simpson en 2011 -que tuvo un despegue meteórico desde el puesto 213 al 10-.
Un hito más que no hace sino aumentar la leyenda de un jugador destinado a darnos muchas tardes de gloria en los próximos años.