No lo tendrá nada fácil, pero si algo ha demostrado Jon Rahm (70 golpes, -7) a lo largo de los últimos años es que está capacitado más que de sobra para darle la vuelta a una situación que se antoja adversa. Lo hizo en la jornada del viernes reponiéndose en la segunda parte del recorrido del bogey y el doblebogey sin aciertos que había cosechado en los nueve primeros hoyos y tiene ante sí la oportunidad de repetirlo el domingo para hacerse con un premio muy jugoso: la primera victoria del año en el PGA Tour.
De momento, ya ha conseguido algo que se antojaba complicado hace sólo 24 horas: colocarse en las posiciones más avanzadas de la tabla. Y seguro que su ascenso no quedará aquí. El León de Barrika es cuarto, empatado a golpes con Kevin Kisner (68 golpes, -7), a sólo uno del podio que marca Gary Woodland (69 golpes, -8), a tres de Justin Thomas (69 golpes, -10) y a cuatro de un Xander Schauffele (71 golpes, -11) que buscará en los últimos 18 hoyos repetir el éxito de hace un año coronándose campeón.
Rahm, además, consiguió el tres bajo par en el día como nos tiene acostumbrados en los últimos tiempo: a base de brega y mucho esfuerzo. Y es que no fue hasta la novena bandera del día cuando el vizcaíno consiguió sus primeros dígitos en negativo gracias a un extraordinario eagle que se convirtió en el golpe del día de la jornada del movimiento. Antes de eso, JR había comenzado con el pie izquierdo con un bogey en el 1 que ni siquiera el birdie del 5 fue capaz de solucionar por culpa de un nuevo error en el 8.
Pero entonces llegó el mencionado chip de Jon y con él cambió su suerte, lo que se escenificó en el resultado. Dos nuevos aciertos más en el 10 y el 14, acompañados por la ausencia de errores, catapultaron al español y le dan una oportunidad de pelear por los mejores por hacerse con un nuevo triunfo en el mejor circuito del mundo. Una suerte muy de alabar por todo lo que se está extendiendo en el tiempo.