¿Quién podría pensar que Rahm acabaría aceptando la llamada de Ryan Palmer para disputar juntos el único torneo por parejas de la gira más importante del mundo? Después de todo el texano es un jugador 18 años mayor que él y que llevaba casi una década sin ganar en la gira. Todo lo contrario que el León de Barrika que, además de ser una superestrella de clase mundial, hasta esta semana llevaba nueve Top 10 en los once torneos que había disputado este curso. Datos que ponen de relieve esa frase tan cierta de que los polos contrarios se atraen.
Solo así se explica que el duo hispanoamericano congeniara a las mil maravillas sobre la hierba del TPC Louisiana en un triunfo de mucho mérito en un campo que solo premia a aquellos más acertados en los greenes. Tarea en la que estuvieron impresionantes nuestros protagonistas, consiguiendo 28 birdies a lo largo de los 72 hoyos y demostrando una vez más que cuando dos personas se llevan bien es más probable que se finalice con éxito todo lo que se emprende.
“Nada de lo que pueda decir en este momento va a ser mejor que lo que acabamos de conseguir”, atinó a comentar Rahm nada más finalizar la ronda. Todo ello solo unos segundos después de saludar a la mujer de Palmer y abrazar al hijo de estos, que había corrido green abajo en la búsqueda del español. “Ha sido una grandísima semana con Ryan. Es un gran tipo y no podría estar más orgulloso de lo que estoy no estos momentos. En esta última ronda ha jugado muy bien”, sentenció.
Un guante que recogió con educación Palmer, que no tuvo ningún reparo en contestar a lo que todo el mundo se estaba preguntando en esos momentos: ¿cómo surgió esta pareja? “Fue más sencillo de lo que muchos se pueden llegar a pensar”, afirmó. “Simplemente le mandé un mensaje de texto y esperé a que picara. Cuando un jugador de 42 años te llama lo más probable es que te preguntes por qué quiere jugar conmigo. Pero lo importante es que aceptó y ahora lo estamos celebrando”.
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