En el Zurich Classic también hay que sufrir de lo lindo. Y si no que se lo digan a Jon Rahm y Ryan Palmer (71 golpes, -8), que en esta segunda jornada y bajo la modalidad de foursome han tenido que apretarse el cinturón para salvar los muebles en una ronda en la que durante los primeros compases pintaban bastos. Y es que, a pesar de un tempranero acierto en el 13 después de rematar el norteamericano un chip marca de la casa del vizcaíno, dos bogeys de manera consecutiva colocaron un resultado por encima del par al término de los nueve primeros hoyos.
Fue aquí donde el León de Barrika cogió el toro por los cuernos para presentar sus credenciales con las que poder luchar por retener el título sobre la hierba del TPC Louisiana. Y es que el español fue el artífice de algunos de los grandes momentos de la dupla hispano-americana en la segunda parte del recorrido. Primero, dejándole a Palmer un putt de apenas un par de metros para hacer el birdie en el 2 y poco después con una sacada de bunker espectacular desde unos doce metros que se coló directamente en el agujero en el 6.
A este le sumó un nuevo acierto en el 7 y la única pega que se le puede poner al dúo es el fallo en el par 3 del 9, el último hoyo de su ronda. Aquí, después de una salida de Palmer muy alejada de la bandera y tras un putt defensivo de JR, al estadounidense le quedó una opción de salvar el par si embocaba desde dos metros y medio. No lo consiguió y acabaron entregando un ocho bajo par total con el que se sitúan en el noveno puesto, a sólo tres impactos de un podio que dominan los americanos Champ y Finau (68 golpes, -13) y los noruegos Hovland y Ventura (69 golpes, -13), que quieren seguir extendiendo su idilio en Avondale durante dos días más.