Beatriz Recari, golfista con amplia experiencia en el Circuito Americano, se ha convertido en la primera propuesta española de relevancia en el Mediterranean Ladies Open, un torneo que destila desde su mismo inicio aromas de igualdad por sus cuatro costados.
En el marco de este interesante caldo de cultivo donde la correlación de fuerzas es la nota predominante, Beatriz Recari acabó quinta, en plena pomada, un gran resultado de 70 golpes que incluso le sorprendió a ella “porque he venido sin ninguna expectativa después de tres meses de parón, ¡pero me ha salido muy bien y estoy supercontenta!”.
La jugadora navarra, tras entregar la tarjeta a última hora de la tarde, era la viva imagen de la satisfacción por el trabajo bien hecho en una ronda que empezó de la mejor manera posible, con birdie en el par 3 –“todo de libro, dos golpes perfectos”– antes de introducirse en una auténtica montaña rusa de birdies y bogeys correlativos entre el 9 y el 14 que le permitieron solventar de forma brillante los primeros 18 hoyos. “Estoy feliz”, resumió con visible sinceridad.
Sólo diez jugadoras han sido capaces de rebajar el par del campo en la primera jornada, una barrera de 71 golpes que se convirtió en listón inexpugnable para muchas de quienes llegan con muchos galones en su pechera.
Entre ellas, mención especial para la norteamericana Beth Allen, la italiana Stefania Avanzo y la alemana Laura Fuenfstueck, el trío de jugadoras que por caminos ligeramente distintos pero en el fondo instalados de una u otra manera en el acierto, obtuvieron con sus 68 golpes, 3 bajo par, la condición de colíderes desde mitad de la mañana, un honor mantenido hasta el final de la jornada.
Bien es cierto que el escenario contribuyó de manera sustancial a igualar las fuerzas, como manifestaron muchas jugadoras nada más terminar su jornada. Un campo con un recorrido distinto, con un rough en muchas ocasiones salvaje, con una distancia significativamente más larga –atención a los más de 500 metros del hoyo 6, donde completarlo con 5 golpes resultó casi una quimera– y unas calles estrechas –“más que el US Womens Open”, advertía Carlota Ciganda– convirtieron la ronda, para la gran mayoría, en un reto de proporciones mayúsculas.
Consciente de todo ello, acostumbrada a lidiar con las situaciones más complicadas –“entre las que se encuentra ésta”–, Carlota Ciganda resolvió el primer compromiso contenta por el resultado “porque 72 golpes, 1 sobre par, es se mire por donde se mire un buen registro”–, a la espera de resolver las múltiples incógnitas que genera una clasificación constreñida a un auténtico pañuelo.
En ese maremágnum de aspiraciones, otra golfista navarra, María Hernández, undécima, acaparó con el par otro gran protagonismo, una excelente propuesta que añadir a quienes, con un golpe más, como Carlota Ciganda, acabaron vigésimo segundas, caso de Marta García Llorca, Andrea Jonama y Luna Sobrón.