Este año se cumplen diecisiete ediciones en el Alfred Dunhill Championship desde aquella en la que James Kingston sorprendió al mundo entero -él mismo incluido- consiguiendo uno de los Hoyos en Uno más extraños que se recuerdan en toda la historia del European Tour. Y es que durante la tercera jornada, el jugador sudafricano se enfrentó al par 3 del hoyo 15 del Houghton Golf Club con la ilusión de lograr un Ace que le condujera -nunca mejor dicho- a llevarse un fantástico deportivo Audi TT valorado por aquel entonces en más de 20 mil euros.
Decidió llevar a cabo tamaña hazaña con un hierro 4 para atravesar los 206 metros que lo separaban del agujero. Sin embargo, al golpear la bola, el golpe no le gustó para nada. “Me quedé un poco disgustado con el sonido y, debido a que uso lentillas, no pude ver con seguridad dónde se dirigía la bola. Sólo sabía que iba en dirección a los árboles”, comentó el deportista una vez finalizó la ronda.
No iba nada desencaminado. La bola llevaba tanta fuerza -y fortuna- que, tras salir disparada con violencia por el contacto con las ramas, tomó la dirección del agujero y se acabó alojando en el mismo. “Escuché muchos aplausos en el green y entonces me di cuenta de que la había metido. No podía creerlo, porque no estaba contento con el golpe. En mi carrera he anotado otros cuatro Aces, pero ninguno como éste. Ha sido verdadera suerte”, argumentó. Y a las pruebas nos remitimos.
Is this the luckiest hole-in-one ever? ?#DunhillChamps pic.twitter.com/8Z29hkIREp
— The European Tour (@EuropeanTour) November 26, 2019