Corría la tercera edición de la Presidents Cup y la primera en la que este evento viajaba fuera de los Estados Unidos para disputarse sobre la hierba del Royal Melbourne australiano -casualidades de la vida, el mismo recinto que alberga la de este año-. El combinado internacional llegaba capitaneado por el local Peter Thomson con un roster cargado de talento cuyos pilares se sostenían en Nick Price, el ahora capitán Ernie Els y la ayuda inestimable de los Vijay Singh, Greg Norman y Steve Elkington.
En definitiva, un equipo de garantías que tenía que sacar lo mejor de sí mismo para derrotar a los chicos de Jack Nicklaus –Davis Love III, Tiger, Duval, Furyk, Mickelson, Leonard, O’Meara y compañía-. ¿Y quién le iba a decir a los pupilos del desaparecido Thomson que, tras su holgado triunfo por 20 ½ a 11 ½, esta iba a ser la primera y la última vez que los no americanos cosecharían un triunfo? Una victoria que se decidió en los dos primeros días -por aquel entonces la ventaja era ya de nueve puntos para los locales- y que se confirmó tras las tablas de los individuales.