El golfista californiano entregó la mejor tarjeta del domingo después de hacer vibrar a todo el público con un Golf de muchos quilates y una entrega que no veíamos desde la época en la que dominaba este deporte
Rejuveneció y nos hizo rejuvenecer a todos unos cuantos años. Y es que si hace doce meses le llegan a decir que en su regreso a los campos -cuando muchos no daban un duro por él– iba a pelear por conseguir dos Majors, el mismo Tiger se hubiese encargado de llamarle poco menos que loco. Pero es que el californiano llevó a cabo el domingo una ronda primorosa con un dominio de los hierros como hacía mucho tiempo que no veíamos -llegó a convertir dos birdies y salvar cuatro pares en los siete primeros hoyos sin haber cogido una sola calle desde el tee-.
Tiger acabó convirtiendo ocho birdies y solo sufrió dos contratiempos, entregando la mejor tarjeta del domingo y luchando hasta el final por la victoria. Lástima que enfrente se encontró con un inmenso Koepka y se tuvo que conformar con el subcampeonato.