Con el WGC-HSBC Champions ya en marcha en el Sheshan Internacional GC de Shanghai e inmersos en plena rebelión de los rookies, Rickie Fowler aprovechó para comparecer ante los medios de comunicación en la previa del segundo torneo de la gira asiática.
Allí, el californiano tuvo que lidiar con preguntas de todo tipo pero, sin lugar a dudas, las que más llamaron la atención fueron las relacionadas con este inicio dorado de los novatos en el PGA y con las altas expectativas que se autoimponían cada uno de ellos.
Es el caso de Justin Thomas. El reciente ganador del CIMB Classic, adelantando en un golpe al australiano Adam Scott, afirmó tras su victoria en Malasia que le había costado mucho conseguir la victoria, pero que ya era suya. Rickie Fowler habló sobre ello, y pareció tomárselo con humor. “Ha jugado 39 eventos para conseguir una victoria, ¡pero es que tan sólo tiene 22 años!«. Y fue entonces cuando explicó que, hasta la aparición en el circuito de la figura de Tiger Woods, los números conseguidos por Thomas se hubieran catalogado de buenos.
“Tiger ha jodido cualquier tipo de estadística entre torneos disputados y ganados. Él emergió en los campos de golf y comenzó a hacer cosas que no muchos en la historia han sido capaces de hacer, como en su día hicieron Arnie –Arnold Palmer– y Jack –Nicklaus–. Parecía magia el hecho de que consiguiera ganar más del 30 por ciento de los torneos a los que se presentaba. Tener entre un cinco y un diez por ciento ya sería impresionante, pero él vencía en uno de cada tres. Por eso creo que él ha dado al traste con toda comparación de este tipo que pueda hacerse”.
Razón no le falta. Así aprovecha para mandar un capote a Woods, inmerso en plena recuperación de su tercera operación de espalda en los últimos 18 meses y a quien, además, le han vuelto a aparecer los fantasmas de sus affaires tras la publicación del nuevo libro de Steve Williams, su ex caddie.