Hacía mucho, muchísimo tiempo que no veíamos un torneo en el que los estadounidenses dominaran con tanta diferencia sobre los demás jugadores. Para que se hagan una idea: de los 26 primeros golfistas de la tabla a falta de solo 18 hoyos para la finalización del evento solo dos no pertenecen al país de las barras y estrellas –el sudafricano Rory Sabbatini (67 golpes, -11) y el australiano Stuart Appleby (64 golpes, -10)-, dejando constancia de que va a ser muy difícil que el ganador en el John Deere Classic no vista los colores blanco, rojo y azul.
Y, en particular, hay uno de ellos al que se le ha puesto por montera lograr la victoria para no depender de más cábalas para renovar la tarjeta unas cuantas temporadas más. Se trata de Patrick Rodgers (68 golpes, -16), que ha vuelto a bajar de los 70 impactos por tercera jornada consecutiva y ya adelanta en dos a sus compatriotas Daniel Berger (63 golpes, -14) y Scott Stallings (64 golpes, -14) después de gozar de unas estadísticas impresionantes durante todo el sábado y de ponerle la guinda con un toque exquisito con el putter.
De esta manera fue como logró los cinco birdies del día, a los que le añadió dos bogeys que le impidieron distanciarse más en la tabla. Sobre todo porque Berger emergió como una exhalación desde el T19 con siete birdies en sus once primeras banderas y se guarda la opción de pelearle el triunfo a Rodgers desde el último partido del domingo.
Bryson DeChambeau, que marchaba con 14 golpes bajo par antes de efectuar la salida desde el hoyo 15, se tuvo que conformar con mantener un puesto en el Top 5 tras los bogeys del 15 y el 18 y participará también en uno de los últimos partidos del domingo.