Se le podrá acusar de muchas cosas a Rory McIlroy, pero nunca de falta de transparencia. El norirlandés dice las cosas tal y como las siente, aunque a veces esto le cueste alguna que otra mirada inquisitiva de incluso algún compañero de Ryder Cup. Y la última muestra la vimos en las horas previas al comienzo del RBC Heritage, cuando el jugador británico fue cuestionado por aquellos compañeros internacionales -véanse Adam Scott, Tommy Fleetwood o Lee Westwood– que han optado por no viajar a Estados Unidos aludiendo a todo el tiempo que iban a tener que permanecer aislados para jugar unos pocos torneos.
“Siendo franco, si yo estuviera en el lugar de ellos y me pidieran que viajara a Estados Unidos y me pusiera en cuarentena dos semanas antes de poder jugar estos torneos, lo cierto es que yo lo haría”, comenzó afirmando el norirlandés, que parte en las quinielas como el gran favorito para hacerse con el triunfo en Harbour Town -empezó con un +1 el jueves-. “Si realmente te importa tu carrera y quieres seguir progresando es el precio que hay que pagar. Nosotros tenemos la fortuna de poder alquilar una casa bonita en una comunidad cerrada de Florida, así que no veo realmente un impedimento. Sinceramente, no entiendo a los chicos que han tomado esta decisión”, prosiguió.
Unas palabras que llegan en un momento algo extraño dentro del Golf profesional, pues sólo Estados Unidos -con el PGA Tour y el Korn Ferry Tour– ha vuelto a la normalidad y con el European Tour todavía a mes y medio vista de poderse reanudar. Esto ha llevado consigo que se siga un protocolo de actuación muy estricto en estos circuitos tras el consabido cierre de fronteras, por lo que muchos han decidido renunciar de momento a la práctica del Golf para no alejarse de sus familias. “Comprendo la situación, pero tengo esa mentalidad”, sentenció. Falta por ver cómo se toman sus compañeros la intromisión en esta decisión tan personal.