Después de la decepcionante última jornada de domingo en el Irish Open que le hizo caer hasta el Top 16 cuando todo parecía indicar que iba a poder luchar por la victoria, Rory McIlroy llegaba al BMW PGA Championship con la intención de resarcirse. Después de todo, el norirlandés necesitaba llegar a la semana previa del inicio de la Ryder con buenas sensaciones y sintiendo su Golf en un gran momento. Sin embargo, el inicio de la semana en Wentworth no fue todo lo bien que hubiera deseado.
El León de Barrika llegó al ecuador de la prueba con un golpe por debajo del par del campo que a punto estuvo de costarle la eliminación. Eso sí, fue llegar a la jornada del movimiento y todas las dudas que se cernían sobre él se fueron disipando lentamente. Primero con un 67 que lo metió entre los 35 mejores y más tarde, ya el domingo, con un 65 que le sirvió para ganarse un lugar en la zona noble del evento. Una tendencia alcista que permite al actual número dos del planeta marcharse de Londres con una cara algo más alegre de la que presentaba el viernes por la noche.
“Esto es una base sobre la que seguir creciendo”, se sinceró ante los micrófonos de los periodistas uno de los hombres fuertes del combinado de Luke Donald en la cita de Roma. “Si hubiese perdido el corte no habría tenido la oportunidad de reencontrarme con mi juego. Quizá no esté bien emocionarse en exceso, porque todavía quedan dos semanas antes de encarar la competición, pero no estoy muy lejos de donde quiero estar.
Tengo que asegurarme de gestionar bien los fallos y, de hacerlos, realizarlos en el lugar correcto. En estos dos últimos días lo he hecho bien, pero me gustaría viajar a Italia sin tener que lamentarme por esos pequeños errores”, sentenció.
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— DP World Tour (@DPWorldTour) September 18, 2023