Muchos esperaban ver en el partido estelar del último día del WGC-Dell Technologies Match Play a Rory McIlroy y a Scottie Scheffler. Con Jon Rahm en fuera de juego tras no haber superado la fase de grupos, tanto el norirlandés como el estadounidense se habían posicionado como los rivales más fuertes del torneo -al menos, en cuanto a ranking se refiere- y todo parecía estar preparado para verlos enfrentarse en el último duelo. Sin embargo, la única final que acabaron disputando fue la de consolación.
La derrota del europeo y del americano en manos de Cameron Young y de Sam Burns, respectivamente, acabó condenando a ambos a batirse el cobre por la tercera posición del campeonato. Una plaza en la que acabó triunfando McIlroy por 2&1 en un duelo que dominó de principio a fin. Pero más allá de la decepción en el turno de mañana por no haber podido optar al triunfo en el último WGC-Match Play de la historia, el ex número uno del mundo se marchó del Austin Country Club muy satisfecho con el trabajo realizado en Texas.
“Me siento muy bien por cómo ha ido esta semana”, fueron las primeras palabras de McIlroy a los periodistas. “Estoy con mucha más confianza que el año pasado a la hora de enfrentarme a la cita en Augusta. Y eso que el año pasado fue mi mejor actuación en el Masters con un subcampeonato. Eso sí, allí nunca puedes tener un exceso de confianza, porque lo pagas”, añadió el jugador del viejo continente, quien empezará desde ya a adaptar su preparación para el Major a las demandas del complejo de Georgia.
“Siento que estoy golpeando mejor a la bola con el driver. Además, mi putter fue progresando a medida que avanzaba la semana. Si algo se ha transformado en Augusta es que se ha convertido en un campo de driver conforme han pasado los años. De todos modos, el juego de aproximación sigue siendo muy importante aquí y he tenido buenas sensaciones con los hierros”, sentenció.
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