Con algunos todavía saboreando las mieles del rotundo éxito que fue la incorporación del golf en el calendario olímpico, este jueves nos llegó desde Sudáfrica una noticia que, aunque quizás muchos podrían esperársela debido a los últimos acontecimientos, no deja de ser un varapalo fuerte para la prueba que tendrá lugar en el año 2020 en Japón. Y es que podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que Rory McIlroy declinará cualquier invitación a participar en el evento por antonomasia del mundo del deporte. ¿La razón? El profundo malestar que siente con la organización por haberle puesto a los pies de los caballos tras obligarle a tomar parte por un país, provocándole un cisma a nivel personal.
“Lo más probable es que no vaya a Tokio”, comentó el norirlandés ante la pregunta de un periodista, una vez que el jugador europeo finalizó su ronda en el SA Open con la que se colocó a solo un golpe de los líderes. “La principal razón son los sentimientos personales que tengo hacia los Juegos Olímpicos. Me parece fantástico que el golf esté en ellos y espero que dentro de tres años se repita el éxito cosechado en Río, pero yo no voy a ser parte de ellos. No es una decisión que haya tomado a la ligera, pero es lo que creo conveniente que debo hacer y espero que la gente lo respete”, sentenció.
Todo se remonta al año 2014 cuando Rory, como tantos otros deportistas con lazos afectivos en varios territorios, se enfrentó a la difícil decisión de rechazar la Union Flag para abrazar la bandera de Irlanda, unos colores que había defendido en numerosas ocasiones mientras era amateur. Pero lo que aparentemente fue una elección inocente, muchos lo tomaron como una ofensa. A partir de aquí rencillas, enfados y un sinfín de disputas terminaron por cansar a McIlroy, que vio en la aparición del Zika una coartada perfecta para salir del paso… Hasta ahora.
El rotundo éxito del golf en los Juegos de 2016 ha precipitado los acontecimientos y el norirlandés no estaba dispuesto en hacer de su presencia en el país nipón en 2020 una cuestión de estado. Así pues, nos quedamos sin uno de los grandes atractivos sobre el campo. Eso sí, todavía resta mucho tiempo y la vida da muchas vueltas.