El inglés, que llegaba como una de las grandes sensaciones del circuito europeo, dio positivo en Nueva York pese al negativo antes de volar
Con lo que supone para un jugador que no está en primera línea del Golf mundial clasificarse para un torneo de la talla del US Open, resulta dramático que algunas veces no puedan ser de la partida finalmente por culpa de una lesión a pocos días de la prueba. Pues imagínense lo que es que, en lugar de una dolencia en alguna parte de su cuerpo, su retirada del evento se produzca por dar positivo por COVID-19. Una auténtica desgracia que se ha cebado por el momento con Scottie Scheffler y, más recientemente, con Sam Horsfield, biganador en el European Tour hace un mes.
Una noticia que se ha destapado este mismo lunes y que ha llenado de consternación a todo un circuito como el PGA Tour, que ha visto cómo en el transcurso de un par de días dos protagonistas van a tener imposible acudir al Winged Foot neoyorquino. De hecho, el golfista de 23 años ha lamentado enormemente lo ocurrido después de acudir al segundo Grande del año tras sumar los triunfos del Hero Open y el Celtic Classic el pasado mes de agosto.
“Lamentablemente, aunque el pasado jueves diera negativo antes de emprender el viaje a Nueva York, el resultado en el último test al que me he sometido en el US Open ha sido positivo. Esta es la razón por la que he tenido que retirarme del campeonato”, comenzó afirmando el deportista británico. “Me he quedado sin palabras y estoy bastante disgustado por no tener la posibilidad de disputar mi cuarto US Open, pero la salud del torneo y de los demás jugadores está por encima. Quiero desear a todos lo mejor para esta semana en Winged Foot y agradecer a la organización por ayudarme a solventar esta situación”, indicó el joven deportista, antes de informar sobre su estado.
“Estoy asintomático y en estos momentos me encuentro bien, pero de acuerdo con el protocolo efectuaré la cuarentena y mantendré al PGA Tour y a la USGA informados hasta que dé negativo”, sentenció.
2 respuestas