Llegamos a los últimos 18 hoyos del American Express y, en función de lo que hemos visto durante estos tres días de competición, no nos atreveríamos a apostar lo más mínimo por lo que podría suceder en la última ronda del campeonato que se disputa en La Quinta. No sólo porque los norteamericanos Scottie Scheffler (66 golpes, -21) y Andrew Landry (65 golpes, -21) marchen líderes, sino porque por detrás viene un Rickie Fowler (70 golpes, -17) que, aunque el sábado no tuvo su mejor día, todavía conserva todas las opciones del mundo de hacerse con la que sería su quinta victoria en el mejor circuito del planeta.
Y decimos que conserva todas las opciones porque el de Murrieta se ha quedado a sólo cuatro impactos de los líderes pese a iniciar el día en lo más alto de la clasificación. Un inicio con dos bogeys sin aciertos en las ocho primeras banderas del Stadium Course obligó al estadounidense a dar lo mejor de si en los diez hoyos finales, en los que se transformó para conservar opciones de hacer algo grande en este primer encuentro con el año 2020. Cuatro birdies sin errores de Fowler le permiten quedarse a estas alturas a una distancia desde la que confía poder ejercer presión en el último encuentro del torneo.
Una situación a la que llegamos después del bogey de Landry en su penúltima bandera del día sobre la hierba del PGA West Nicklaus Private Tournament, un recorrido que lo acogió a las mil maravillas y en el que terminó entregando un siete bajo par -sus nueve primeras banderas se resolvieron con un fantástico -6– para empatar a golpes con un Scheffler que continúa siendo el más regular. Seis birdies sin errores -el único fallo que ha conocido en el torneo fue el doblebogey del viernes- fueron suficientes para que el último jugador del Año del Korn Ferry Tour pugne por estrenarse a lo grande en el PGA.