Sin prisa, pero sin pausa. Así es como se está planteando Jordan Spieth (69 golpes, -7) este Valspar Championship desde que salió al campo el pasado jueves. El texano, que acumula tres rondas en negativo, no ha abandonado en ningún momento el Top 10 de la clasificación, pero necesitaba dar un paso más si quería presentar su candidatura este domingo a cosechar un nuevo triunfo en el PGA Tour. Y vaya si lo ha dado. El ex número uno del mundo saldrá en el partido estelar sobre la hierba del Innisbrook Resort junto a su compatriota Adam Schenk (70 golpes -8) en un día en el que no hay nada decidido.
Porque, a pesar de que el texano tendrá la oportunidad de lucirse en el último turno del domingo, lo cierto es que nos encontramos una horquilla de hasta quince jugadores en apenas tres golpes de distancia. Una circunstancia que habla a las mil maravillas de la igualdad que está teniendo el campeonato. Y la prueba más fehaciente es la ronda protagonizada por Spieth, que vivió diferentes fases y que lo despidió con un amargo sabor de boca por culpa de un bogey en su última bandera.
Antes de que esto ocurriera, el golfista de Dallas había conseguido despejar las dudas que se había generado alrededor de los golpes buscando el green. Un eagle en su primera bandera del sábado le dio alas y otros dos aciertos en el 5 y el 8, unidos al error en el 7, le permitieron asir con las dos manos la primera plaza de la clasificación. Sin embargo, la segunda parte del recorrido le demostró que nunca hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Spieth salió de estas nueve últimas banderas con cuatro bogeys y tres birdies, lo que le hizo alejarse a un impacto de un Schenk que completó una vuelta con tres aciertos y dos errores.
Completa el podio de la tabla el inglés Tommy Fleetwood (69 golpes, -7), quien espera agazapado la oportunidad después de ser el único jugador de todo el campo que ha conseguido bajar de los 70 impactos durante las tres jornadas.
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