Ha tardado en llegar, pero el jugador sudafricano ya puede presumir de otra victoria en el circuito norteamericano más allá de su célebre triunfo en Augusta del 2011. Nada menos que cinco años han pasado desde que consiguiera aventajar en dos golpes a los australianos Jason Day y Adam Scott para llevarse puesta de Georgia la Chaqueta Verde, pero bien han merecido la pena.
Y lo que es el destino, ha sido durante el Playoff del 18 el que le concedido el privilegio, el mismo hoyo que unos minutos antes le había privado de irse a Casa Club con la victoria en el bolsillo.
Pongámonos en situación. Charl Schwartzel (-7) llegaba a la última bandera habiendo entregado la mejor tarjeta del día con cuatro golpes por debajo del par del campo. Sin embargo, el putt de la victoria, ése que debía embocar desde 11 metros para birdie, se quedó a escasos centímetros del agujero para sorpresa general.
No obstante, tanto Bill Haas (-7) como el canadiense Graham DeLaet (-4) -líderes destacados tras la ronda sabatina- fallaron, y el deportista africano tuvo vía libre para asegurarse el desempate ante el estadounidense, un Playoff en el que el 18 dictó sentencia. Haas erró y firmó el bogey. A Schwartzel le bastó con conseguir el «cuatro» para lograr su segunda victoria en lo que va de año tras el Tswane Open de hace un mes.
Jordan Spieth (+2), principal favorito para retener título en el Valspar Championship, frenó su progresión de los últimos dos días y tuvo que conformarse finalmente con el T18 tras vivir un último día al par del campo. El amateur estadoundense Lee McCoy (-4) protagonizó la sorpresa agradable del evento al colocarse en un cuarto puesto que a buen seguro no se le olvidará en mucho tiempo. Mucho ojo con este joven, que ha llegado con ganas de quedarse.