Seve Ballesteros tiene dos placas en su honor en el campo de Crans-sur-Sierre, en Suiza, sede del European Masters del European Tour que se disputa esta misma semana. Es por este motivo por lo que en OpenGolf recuperamos esta noticia ya que muy pocas veces se pudo ver un golpe como el ejecutado por el cántabro.
Una de esas placas se encuentra en la casa club donde José Mari Olazábal la colocó en 2011 sobre el cemento, en el suelo. La otra, en el lugar en el que el genio de Pedreña pegó uno de esos golpes de recuperación que en la vida se olvidan y que el Tour Europeo lo cataloga como uno de los más grandes en su historia.
Fue hace 31 años, en 1993. Seve, que ya había ganado tres títulos en ese evento, necesitaba un birdie en el 18 para tener alguna esperanza de triunfo. Sin embargo, su segundo golpe se complicó al irse la bola por la derecha, muy cerca del muro con su salida desde el tee.
La distancia entre el muro y la bola era de de apenas cinco pies -metro y medio-, la altura del muro era de ocho pies -casi dos metros y medio- y lo que le quedaba hasta green eran 117 metros. Después de una larga discusión con su caddie Billy Foster, el cántabro decidió jugar la bola como la tenía pensada desde el principio: sin droparla y por encima del muro.
Sorprendentemente, la bola superó la barrera aunque no alcanzó el green. Eso no fue problema, pues Ballesteros la embocó desde fuera. «Es el golpe más grande que jamás he visto», declararía Foster más tarde con lágrimas en los ojos. Finalmente el triunfo sería para Barry Lane por un golpe sobre Seve y su amigo Jiménez, pero ese impacto jamás será olvidado.
Seve’s Great Escape is one of our most iconic #GreatGolfTimes, here’s Seve’s caddie Billy Foster reliving the moment pic.twitter.com/eoXc6hlXlH
— OmegaEuropeanMasters (@omegaEUmasters) September 1, 2016
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