Pocos podían imaginar el viernes que el irlandés entrase en la pelea por conseguir el título. Es más, muchos hubiesen puesto la mano en el fuego porque el golfista europeo no entraría ni tan siquiera en el Top 10. Lo que es el golf.
Sin hacer mucho ruido, este jugador de 28 años se ha aupado jornada tras jornada a los hombros de gigantes como Bubba Watson, Jim Furyk o Justin Rose para asestar el domingo un golpe definitivo al torneo y, de paso, embolsarse el más de millón y medio de dólares de premio, que tampoco está nada mal, y la tarjeta del PGA Tour que con tanto ahinco buscaba.
Ya lo avisó hace unos días en una entrevista concedida al Daily Mail de la que se hizo eco OpenGolf, donde apuntaba que no iba a actuar como comparsa en el circuito, sino que estaba dispuesto a plantear batalla en cualquier campo y ante cualquier rival. “No juego para quedar segundo o tercero. Compito para ganar campeonatos”, fueron las palabras del británico. Y vaya si lo ha hecho.
Una jornada dominical sobresaliente coronada con cuatro birdies sin errores le ha valido para conquistar su primer torneo fuera del European Tour, donde venció en dos ocasiones –The Irish Open en 2009 siendo todavía aficionado y el Masters de Portugal en 2012-. Así, Lowry toca el cielo en Estados Unidos y confía en prolongarlo en el tiempo. Al menos hasta dentro de siete días, con el último Major de la temporada en juego.
De poco sirvieron los esfuerzos de Bubba Watson, que consiguió igualar la marca del golfista europeo en el día para un total de -9. Tampoco el trabajo de jornadas atrás realizado por Furyk o Rose, que acabaron por encima del par los últimos 18 hoyos. Lowry parecía tocado por una varita mágica. Como el rey Midas, todo lo que acariciaba lo convertía en oro. Vale como ejemplo su segundo golpe en el 18, cuando desde 128 metros, y sin apenas visibilidad, fue capaz de dejarla a escasos tres metros y medio para birdie, cosa que no desaprovechó.
De este modo Shane Lowry se une a la nómina que ocupan Rory McIlroy, Dustin Johnson y Bubba Watson como ganador de un Campeonato del Mundo en este 2015 y afronta con las máximas garantías la visita de dentro de una semana al Whistling Straits de Kohler (Wisconsin), sede del PGA Championship. “Quiero que a corto plazo los demás jugadores tengan miedo de enfrentarse a mí en los últimos nueve hoyos de un domingo”, comentaba en la citada entrevista. Su deseo no ha hecho más que comenzar.
En cuanto a los españoles, ni Sergio García ni Pablo Larrazábal pudieron vencer al Firestone CC en su última jornada. El castellonense entregó una cartulina en la que anotó 73 golpes (puesto 37), mientras que el barcelonés se fue hasta los 75 motivo por el que terminó en el puesto 50.