Puede que no fuera el mejor día de Jordan Spieth (71 golpes, -13) sobre la hierba de Pebble Beach aunque, siendo consecuentes, no lo fue para muchos. Obviando las grandísimas rondas protagonizadas por Nate Lashley (68 golpes, -11) y Tom Hoge (68 golpes, -11), que se fueron hasta el cuatro bajo par en el día para establecerse en el segundo escalón del podio, el resto de integrantes de la jornada del movimiento en la parte alta tuvieron que pasar muy de puntillas por el complejo californiano para tratar de minimizar al máximo los errores.
Es el caso del deportista texano, que aun sin hacer alarde de todo lo bueno que nos había transmitido durante las dos primeras rondas del campeonato, fue capaz de aguantar las embestidas del icónico complejo para mantener el liderato y, por si esto fuera poco, aumentar la distancia de golpes con respecto a sus grandes rivales en dos. Ahora bien, seguro que Jordan Spieth le habrá dado muchas vueltas esta noche a lo cerca que estuvo de saltar todo por los aires.
El deportista de Dallas, quien había comenzado con un tempranero bogey en el hoyo 2, encontró el camino del birdie hasta en tres ocasiones durante la disputa de la primera parte del recorrido. Los aciertos en el 4, el 6 -tras una espectacular sacada de bunker que estuvo muy cerca de convertirse en eagle– y en el 9 dejaban a JS a nada de romper el torneo definitivamente. Pero esto es Golf y el más mínimo descuido se acaba pagando.
En apenas cinco banderas Spieth pasó del dos bajo par al uno sobre par. Los bogeys en el 10, el 12 y el 14 -todo ello provocado por marrar putts que en otros tiempos habría sido impensable que no entraran- propiciaron un terremoto en la clasificación. El norteamericano bajaba al -11 y sus rivales, con el paso al frente narrado anteriormente, comprimían la tabla a poco más de 20 banderas de dar carpetazo definitivo al torneo. Pero entonces llegó EL GOLPE -sí, en mayúsculas-.
Tras una salida a la parte izquierda de la calle en el hoyo 16, Spieth tenía la obligación de dejarse una oportunidad de birdie para intentar minimizar los errores anteriores. Pero en lugar de eso se encontró con la bola dentro del agujero desde una distancia de 160 yardas. Celebración por todo lo alto y el estadounidense que arrancará el domingo con una ventaja que puede ser clave.