Por segunda semana consecutiva el texano se quedó con la miel en los labios. Lo intentó de todas las formas posibles pero, unas veces por culpa de sus propios errores y otras por los aciertos de Daniel Berger, su actuación se vio relegada al tercer puesto de la clasificación. “Si me llegan a decir hace dos semanas, cuando fallé el corte en Torrey Pines, que iba a estar luchando por el triunfo las dos semanas siguientes, me habría parecido una locura. Así que me tengo que quedar con todo lo bueno que he vivido en estos dos últimos torneos”, comentó el americano ante los medios una vez finalizó su ronda.
No es para menos viendo el rumbo que estaba tomando la trayectoria del joven golfista de Dallas en los últimos tiempos. De hecho, antes de que el Phoenix Open lo aupara a la cuarta plaza, su puesto en el Top 100 mundial se encontraba en entredicho después de sólo dos cortes superados en los ocho últimos campeonatos. Una situación que, aunque ha mejorado ostensiblemente -el reciente podio le ha permitido ascender hasta el 62º lugar-, no deja lugar al error si quiere recuperar su sitio en el Top 50. Y aun en estas circunstancias, Spieth no pierde la esperanza.
“Estoy manteniendo el tipo con, probablemente, mi juego B y es algo de lo que me doy cuenta nada más poner un pie en el primer tee”, confesó el texano ante los medios de comunicación. “Pero lejos de preocuparme, es un motivo de orgullo. Siento que estoy muy lejos de donde quiero estar y, sin embargo, llevó dos semanas liderando a falta de 18 hoyos para el final de los torneos. Eso sí, salir al último día sabiendo de antemano que no vas a poder mostrar tus mejores bazas limita mucho.
Es una lucha que tengo que saber llevar hasta que llegue el día en que vuelva a recuperar la confianza que siempre me ha caracterizado”, sentenció el triple ganador de Major. Y viajará al Genesis Invitational con este propósito.