10 de abril de 2016, última jornada del Masters de Augusta. Jordan Spieth comandaba con mano de hierro la clasificación y, a falta de solo siete banderas por jugarse, aventajaba en cinco golpes al inglés Danny Willett. El joven jugador texano iba como un tiro hacia su segunda Chaqueta Verde consecutiva y, sin embargo, se dio de bruces con el Golden Bell, el par 3 del hoyo 12 de este Augusta National. El estadounidense tiró por la borda toda la ventaja acumulada en un abrir y cerrar de ojos con sus dos bolas al agua. Un cuádruplebogey del que ya no se recuperó y que le acabó costando el campeonato.
Recuerdan la historia, ¿verdad? Pues imagínense el protagonista. De hecho, será una de las anécdotas que le perseguirá durante el resto de su carrera. Tanto es así que Spieth le acabó cogiendo una especie de fobia a esta bandera. Y no quería terminar el año sin sacudirse de un plumazo los problemas que le ocasionó este green hace ya casi nueve meses. Es por esto que hace unas semanas pasó dos días en Georgia espantando los fantasmas de cara a la próxima entrega del Masters en poco menos de cien días. Nadie lo sabía, pero el propio Spieth se ha encargado de comentarlo en la rueda de prensa previa al SBS Tournament of Champions, que arranca en unas horas.
“Volví al Augusta National hace unas pocas semanas. Allí estuve jugando durante dos días con varios miembros desde los Members Tees… hasta que llegué al hoyo 12. Allí les avisé de que tenían que quedarse a un lado, que tenía que solucionar unos problemas. Ellos lo entendieron enseguida”, comentó el norteamericano. “Era la primera vez que volvía. Estaba muy nervioso. Le pegué con el hierro 8 por encima del bunker y la dejé a unos cuatro metros y medio del agujero. Los greenes estaban un poco más lentos que aquel día y no quería que ese putt se quedara corto. Así que golpeé seco, fuerte y la bola se acercó al hoyo. Pese a que hizo ademanes de pararse, acabó entrando”, comentó entre risas Spieth.
Un birdie que le sacó del apuro. Pero lo mejor vino a la mañana siguiente, donde también siguió el mismo procedimiento. “Utilicé entonces un hierro 9. La bandera estaba colocada a la izquierda y el golpe cayó aproximadamente a un metro del hoyo. Como aquel día los greenes estaban más suaves, la bola realizó un spin back muy flojito estuvo a punto de entrar. Se quedó al borde. No me lo podía creer. Dos birdies la primera vez que volvía al 12 después de todo lo que pasó”. Bye bye fantasmas. Jordan está de vuelta y tiene sed de venganza.