Pues lo que nadie parecía creer se ha tornado realidad. Jordan Spieth, el chico maravilla del Golf que hace solo un par de años firmó uno de los acuerdos más astronómicos de la historia del deporte y que está a solo un Grande de firmar el Grand Slam, se queda sin participar en el Tour Championship -evento que cierra los PlayOff de la FedEx Cup-. Esto, que a fin de cuentas le podría pasar a cualquier jugador, tiene especial importancia en su caso. Y ahora les explicaremos por qué.
El texano se había configurado el calendario de tal manera que al disputar los cuatro eventos de la postemporada más la Ryder Cup de París le salieran un total de 25 torneos disputados, el mínimo que exige el PGA Tour para no ser sancionado a tenor del reglamento que se firmó hace un par de temporadas -a no ser que se haya disputado un torneo en el que no se haya jugado en los últimos cuatro años, en cuyo caso este mínimo no es exigible-.
Existía también otra fórmula para librarse de jugar los 25, que es habiéndolo hecho en la temporada anterior. Pero Spieth tampoco lo cumple. Así pues nos encontramos con que uno de los grandes nombres del mejor circuito del mundo ha roto la baraja. Nadie lo había hecho hasta la fecha bajo esta nueva normativa -huelga decir que con la anterior el alemán Martin Kaymer fue sancionado con un año de suspensión en el PGA Tour– y es ahora el mejor circuito del mundo el que tiene la pelota en su tejado.
Y aquí es donde entra en juego la susceptibilidad. Porque en ningún lugar se especifica claramente cuál es el resultado de infringir la norma. Simplemente se habla de una sanción que podrá ir desde el aspecto económico hasta la suspensión. Siendo así nos asalta una duda: ¿será el circuito tan tajante ahora como en su día fue con el europeo o se limitarán a pasar de puntillas por la situación y que se hable de ella lo menos posible? Las apuestas están abiertas.
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