Sorprendió a muchos la decisión que el texano tomó la semana pasada en relación a su juego corto. Y es que, teniendo un putter que le había proporcionado 9 victorias en el PGA Tour –incluidos dos Majors- cuando todavía no ha cumplido los 24 años, pocos o ninguno entendía el porqué de la inusitada estrategia de cambiar de palo a mitad de temporada –después de todo en esta temporada no le estaba yendo tan mal con cinco Top 10 y un triunfo en Pebble Beach.
Él lo decidió así y, por mucho que le pese, es el máximo responsable del descalabro que se produjo hace unos días en el TPC Four Seasons, donde el ex número uno del mundo no pasó el corte después de un viernes horrible en el que se fue hasta los 75 golpes y falló el corte por segunda semana consecutiva –su actuación previa en el PLAYERS había sido el detonante del cambio de putter-. Así que ahora, en su defensa del título en el Dean&DeLuca, se ha puesto serio y volverá a aquello que nunca debería haber tocado.
“Estaba teniendo un momento difícil para alinear la pelota con el putter, fue por eso por lo que me decidí cambiar”, confirmó el texano en la rueda de prensa previa al comienzo del campeonato en el Colonial CC. “Había perdido un poco las sensaciones con mi anterior palo, pero este domingo jugué con Michael –Greller, su caddie- 36 hoyos en el Dallas National y el resultado fue tan bueno que volveré a usarlo esta semana en el torneo”, sentenció Spieth.
El estadounidense le quiso quitar hierro al asunto y, aunque no prestó demasiada atención a la reacción de sus compañeros durante el Byron Nelson, sí que se dio cuenta a través de los medios y las redes sociales de que todos se quedaron extrañados por un cambio de putter en mitad de la temporada, máxime cuando los resultados no estaban siendo malos-.
“Puede parecer raro, pero era una decisión personal. Hice cosas que creía que me iban a beneficiar como jugador. Sentía que era medida correcta y por eso la tomé. No lo cambiaría en absoluto. Era necesario que ocurriera”, concluyó.