Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Kyle Stanley (66 golpes, -7) se había subido a lo más alto de la clasificación. Fue en febrero de 2012, cuando una gran semana en el Phoenix Open le permitió aventajar en un impacto a su compatriota Ben Crane para hacerse con su primer torneo. Pues bien, un lustro después el jugador de 29 años ha vuelto a saborear las mieles de la victoria en el PGA Tour. Lo ha hecho en el Quicken Loans Natioanl, un torneo que el domingo nos dejó imágenes para el recuerdo.
Desde los cinco jugadores empatados en lo alto de la clasificación a pocos hoyos de terminar el evento a la salida de cadena del sueco Lingmerth (73 golpes, -4), muchos fueron los detalles que hicieron del evento que organiza la Tiger Woods Foundation un campeonato original, un rara avis que, como no podía ser de otra manera, dio con sus huesos en un PlayOff de desempate. Y ahí estaban Stanley y Charles Howell III (66 golpes, -4). Ambos deportistas se disputaban el campeonato después de conseguir remontar el vuelo durante el fin de semana tras presentar sendos pares tras 36 hoyos.
Y Howell, que minutos antes estuvo a punto de finiquitar el torneo tras dejar la bola colgando del agujero en su 72ª bandera, acabó entregando la cuchara en el primer hoyo de desempate para dejar en franquía el triunfo a Stanley, que con un putt de un metro dejó vista para sentencia su victoria y puso de manifiesto el popular refrán que dice que quien perdona lo acaba pagando.
En una semana de ausencia total de españoles, Rickie Fowler (65 golpes, -5) acabó compartiendo la tercera plaza con el escocés Martin Laird (67 golpes, -5), mientras que el mencionado Lingmerth, líder en Casa Club durante las tres primeras jornadas, acabó deslizándose hasta la quinta posición después de un terrible fin de semana que borró de un plumazo el diez bajo par con el que amaneció el sábado.
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