A lo largo de los años nos hemos encontrado con lesiones harto absurdas. Que si caídas por las escaleras, que si jugando una pachanga con amigos, que si podando los setos de casa… Pero lo cierto es que nunca se habría presentado un problema derivado de un evento promocional. Hasta hoy. El protagonista de la historia es el sueco Henrik Stenson, que en unas horas pasará por el hospital para someterse a una resonancia magnética para ver el alcance de un hematoma en las costillas que le impidió jugar a pleno rendimiento en el pasado Turkish Airlines Open.
“Ya la semana pasada -en relación al campeonato del mundo en China- no estuve al cien por cien y creo que con el viaje y las cuatro rondas las cosas han empeorado bastante”, le comentó el golfista escandinavo a Rex Hoggard, de Golf Channel. “No estaba a pleno rendimiento y, obviamente, eso ha imposibilitado que se hiciera justicia en términos de Golf”, apostilló el golfista.
Lo curioso vino acto seguido, cuando al periodista se le ocurrió preguntar de dónde procedía ese golpe del que se quejaba amargamente. “Es sencillo. Yo no soy un súperhombre, pese a que muchos se empeñaron en que ejerciera de ello”. Stenson hizo referencia, de esta manera tan irónica, al evento con el que tanto Dustin Johnson como él presentaron el último evento del año de las series mundiales.
Aquí, ambos jugadores fueron suspendidos en el aire mediante arneses para someterse a una alocada sesión de fotos que acabó con el sueco aquejado de un golpe. Y de esos barros, estos lodos. Aunque la cosa en un principio no reviste especial gravedad podría suponer el punto y final del nórdico a una Race to Dubai en la que en estos momentos ocupa la undécima plaza, a poco menos de 70 mil euros del décimo escalón de Rory McIlroy.