Una jornada más en la oficina para el jugador de Columbia o, si lo prefieren, una menos para el tan ansiado cheque de los diez millones de dólares. Y es que el East Lake de Atlanta (Georgia) está tomando tintes de que va a ser conquistado por quien tenga mayor capacidad para sumar birdies, y aquí el vigente ganador del US Open es todo un maestro. En sus segundos 18 hoyos falló más que otros días, sí, pero eso no fue ningún problema para situarse ya líder en solitario y distanciarse de Kevin Chappell (-6), su máximo perseguidor.
El norteamericano convirtió cinco birdies, pero pudieron ser muchos más si hubiese estado acertado con el putter, su talón de Aquiles de toda la vida. Dustin Johnson (-7) le pegó muy duro a la bola, sabiendo que, dadas las condiciones del campo, podía dejarse oportunidades claras de birdie en muchísimas banderas. Y así fue. Hasta en nueve ocasiones patteó desde una distancia de cuatro metros o menos para conseguir el birdie, de entre las que consiguió cinco. A esto hay que sumarle los dos bogeys del 12 y el 17 –el segundo tras marrar un golpe sencillo a apenas metro y medio de la cazoleta- que no han hecho sino impedir que escapara en la tabla.
Por detrás de él aparece el ya mencionado Kevin Chappell –tuvo una ronda tranquila con tres birdies y solo un bogey- y, a una distancia a tener en cuenta Kevin Kisner (-3) y el nipón Hideki Matsuyama (-3), que se aleja del triunfo después de finalizar su vuelta por encima del par.
Rory McIlroy (-2) y Jordan Spieth (Par), los otros grandes favoritos, tendrán que remar a contracorriente este sábado si quieren dejarse una mínima opción de victoria de cara al domingo, mientras que Jason Day se vio obligado a retirarse debido a una recaída de las dolencias de espalda que ya le han causado algún que otro susto este curso.