Cada uno suele tener su historia detrás del marcador de la bola. Ya sea profesional o amateur, este utensilio usado por jugadores de todo el mundo guarda en muchas ocasiones una conexión directa con algún recuerdo de la vida de su propietario. Y esto lo hemos podido comprobar en Pebble Beach a lo largo de esta semana de la mano de Phil Mickelson, ganador del torneo, que cuenta con una anécdota de lo más curiosa en lo que atañe a su marcador.
Y es que es en este torneo el único momento del año en que lo saca a relucir. Se trata de un dólar de plata que perteneció a su abuelo, Al Santos, que fue uno de los primeros caddies cuando se inauguró Pebble Beach en 1919, tal y como comentó Jim Nantz. Segun éste, el abuelo de Mickelson solía frotar la moneda para desear una mejor vida tanto para él como para su familia. Una moneda que fue pasando en su familia hasta llegar a sus manos y que le permite anualmente exhibirla en el complejo californiano -para el resto de eventos de la temporada utiliza una réplica-.
“Hay algunas cosas dentro de mi familia que se remontan a este lugar donde mi abuelo creció y llegó a ser uno de los caddies originales del campo”, comentó la leyenda de San Diego a comienzos de la semana pasada. “Él cobraba aquí 25 o 30 centavos por vuelta. Hay un vínculo emocional con este lugar. No creo que tenga nada que ver con la razón por la que he jugado bien aquí en el pasado, pero nunca se sabe. Lo único que sé es que siempre disfruto al venir aquí”, sentenció.