A día de hoy nadie duda en afirmar que el Golf ha cambiado tal y como lo conocíamos hace unos años. Los vaivenes constantes que está llevando a cabo Keith Pelley en el European Tour, unido al auge de nuevos sistemas para ofrecer los contenidos, está provocando un maremágnum de ajustes en la manera de entender este deporte. Que los torneos a 72 hoyos están condenados en la próxima década al ostracismo parece un hecho indiscutible y la gran demanda de eventos novedosos como The Match: Tiger vs. Phil no hace más que poner de manifiesto que la inmediatez de la audiencia reclama otro tipo de contenidos.
Quizá se podría discutir la forma -muchos aficionados se mostraron molestos en que todo esto se llevara a cabo en Las Vegas y con apuestas de por medio, más parecido a una velada de boxeo que a un cara a cara de Golf-, pero no el fondo. Los impresionantes datos de audiencia -a estas horas se desconocen con exactitud, pero cientos de miles de espectadores pasaron por caja para poder seguir el envite- así lo atestiguan.
“Estamos entusiasmados por el número de suscriptores que han adquirido el evento”, afirmaba en la previa David Levy, presidente de Turner, plataforma que se había hecho con los derechos. Tanto es así que, ante la avalancha de personas que iniciaron sesión al mismo tiempo para poder seguir de cerca las andanzas de los dos estadounidenses, tuvieron la obligación de ofrecer de manera gratuita algunos momentos del duelo hasta que se estabilizó el número de usuarios y así no colapsar la web.
“Esto es diferente y me gusta lo diferente”, comentó el ex jugador Peter Jacobsen, uno de los invitados a comentar el hoyo 18 junto a Darren Clarke o Pat Pérez. “Esto no hay que mirarlo en términos de si está bien o está mal visto que dos jugadores peleen por tanto dinero. Yo lo analizo en lo que respecta al Golf y aquí tengo que decir que esto es entretenimiento y lleva a nuestro juego a otro nivel”, sentenció el norteamericano.
Y así es como debe ser. Que dos jugadores de la talla de Tiger Woods y Phil Mickelson se hayan ofrecido a poner la primera piedra de un nuevo formato habla muy bien de su estima por el juego. Si esto ha funcionado, ¿por qué no se podría extrapolar a otros jugadores más lenguaraces y verdaderamente sacarle provecho a los micrófonos? ¿Se imaginan en un cara a cara a Ian Poulter con Patrick Reed? ¿O al mismo Reed contra Spieth? Las posibilidades son infinitas y esto ha sido solo el principio.
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