El corazón dice que sí, que lo quiere intentar. Sin embargo, el cuerpo no puede. Esta es la historia de amor entre Tiger y su espalda, una novela que vivió en San Valentín su último episodio –quizá definitivo- y que tiene visos de no concluir con un final feliz donde todos comen perdices. Porque sí, sabíamos ya a ciencia cierta que el californiano se iba a perder el Genesis Open y el Honda Classic de estas dos próximas semanas, pero lo que desconocíamos es que sus actuales dolencias llegaran hasta el punto de impedirle asistir a una rueda de prensa para charlar con los periodistas.
Fue un comunicado transmitido a los medios el sistema elegido por el 14 veces ganador de Majors para hacer ver a los periodistas que su estado de salud es delicado. De hecho, todo estaba previsto este miércoles para que el estadounidense estuviera hablando durante una media hora con ellos sobre sus sensaciones, dando un parte actualizado sobre las dolencias que le obligaron a retirarse de Dubái. Pero los médicos lo desaconsejaron a todas luces. El estar aunque fuera 30 minutos en una silla le haría un flaco favor a sus espasmos y, por ende, al proceso de recuperación.
Así pues, el anfitrión del torneo se queda sin dar su bienvenida al evento y pone en entredicho todas las buenas palabras que el mundo entero escribió sobre él cuando en diciembre hizo acto de aparición en el Hero World Challenge. Las tres intervenciones de espalda y, sobre todo, los 15 meses en el dique seco están siendo un lastre en su vuelta y han provocado que el calendario diseñado en este inicio de 2017 para entrar con fuerza a la disputa del Masters de Augusta se rompa en mil pedazos. Y todo un 14 de febrero. Qué ironía.