Ya avisábamos el pasado miércoles y la Ryder Cup no ha hecho más que confirmarnos que Tiger no estaba pasando por su mejor semana para encarar una competición como ésta. Y es que a pesar de su triunfo en el Tour Championship, veíamos al californiano apagado, ido. Si la cara es el espejo del alma, la del ex número 1 del mundo era de fatiga, la de una persona que está con el cuerpo en un sitio y con la mente en otro… y la competición no hizo más que corroborarlo.
El 14 veces ganador de Major finalizó los cuatro envites en los que participó con un descorazonador 0-4, finiquitando toda opción de que su país revalidara el título y poniéndole de nuevo en la picota -ahora que había conseguido deshacerse de los comentarios negativos de los que estaba rodeado en los últimos años-. Él fue consciente de esto en todo momento y en su comparecencia de prensa posterior a los encuentros individuales no pudo más que asumir su parte de culpa en esas cuatro derrotas.
“Es decepcionante acabar con un 0-4. Más que nada porque eso son cuatro puntos para el equipo europeo. Yo soy uno de los factores que contribuyeron a que perdiéramos la copa y no es nada divertido”, confesó, al mismo tiempo que lamentaba que todas las buenas sensaciones que había mostrado unos días antes no se vieran reflejadas en Le Golf National. “Es frustrante porque pensaba que estaba jugando bien. Sin embargo, no demostré mi nivel real. Me quedé atrás en los primeros partidos y ya nunca volví”, sentenció.
Una amarga sensación que tratará de quitarse en la Presidents Cup del próximo año, donde ejercerá el papel de capitán y casi con toda seguridad-si todo sigue por el buen camino- el de jugador.
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