Desde que el pasado 20 de enero hiciera público a través de su perfil de Twitter que había sido intervenido de una hernia discal, lo cierto es que el norteamericano no había comparecido ante los medios. Algo que se zanjó este domingo al estar presente en el Riviera CC para la ceremonia de entrega de premios en el Genesis Invitational -evento en el que su fundación ejerce de anfitriona-. Y como era de esperar, eran muchas las personas que estaban ávidas de noticias sobre su estado físico. Después de todo, la preocupación entre sus seguidores ha sido una constante desde que lo vieron quejarse de la espalda durante la disputa del PNC Championship junto a su hijo Charlie.
“Me siento bien, pero todavía me cuesta un poco moverme”, confesó Tiger durante una entrevista concedida a la CBS durante la ronda dominical. “Tengo una resonancia magnética en breves fechas para comprobar si la operación ha ido bien. Si todo va según lo esperado, podré comenzar a aumentar la actividad”, confesó el jugador que el pasado 30 de diciembre cumplió 45 años, que no eludió la pregunta de si iba a poder estar el próximo mes de abril sobre la hierba del Augusta National. “Dios, eso espero”, admitió con una sonrisa en la boca.
“Últimamente, he hecho unos cambios en mi equipo que me pueden ayudar a encontrarme mejor físicamente. Lo principal es que he alargado el putter, con lo que ahora no tendré que agacharme tanto. Mide lo mismo que mi sand wedge”, añadió. Eso sí, no tiene mucha pinta de que vayamos a poder disfrutar de estas modificaciones en un corto espacio de tiempo. Y es que, aunque no es oficial, se antoja complicado que el 15 veces ganador de Major pueda participar en el Arnold Palmer, el PLAYERS o el Honda Classic, próximas pruebas del PGA Tour.
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