Ya desde el hoyo 1 Tiger Woods dio muestras de que el día iba a ser excesivamente duro por Royal Portrush. Y es que a la falta de práctica de rondas competitivas en los últimos meses se le unió en la tarde del jueves una climatología completamente adversa –lluvias repentinas por medio- que no hizo otra cosa que medrar en su ya delicada espalda. Un gesto por aquí, un estiramiento por allá… El californiano no estaba cómodo y esto se acabó reflejando en una tarjeta que presentó su peor resultado histórico en el inicio de un Open.
El 15 veces ganador de Majors vivió unos diez primeros hoyos en los que cometió cinco bogeys sin aciertos que lo dejaron muy tocado hasta el final de ronda. Perdía calles desde el tee, no era capaz de encontrar greenes y, para colmo, los putts se le escapaban una y otra vez -de hecho, solo consiguió el birdie del 15, que celebró con rabia después de un día de sinsabores-. Una ronda en la que los números hablan por sí solos.
57,14 por ciento de calles cogidas, 55,56 por ciento de greenes en regulación y 1,78 putts de media por hoyo jugado fueron los guarismos presentados por el norteamericano. Cifras que lo colocan en estos momentos en el Top 144, a seis impactos de una zona de corte que en estos momentos se antoja complicada viendo el nivel demostrado por el vigente campeón del Masters de Augusta. Unas sensaciones que se unen a las demostradas por Rory McIlroy, posiblemente la gran decepción de las primeras horas de campeonato.