Todavía es pronto para pregonar a los cuatro vientos que el mejor Tiger Woods ha regresado a los campos de golf y no tiene intención de volverse a marchar. Sin embargo, sí que se puede afirmar que este pasado fin de semana el californiano realizó uno de los mejores torneos que se le recuerda en los últimos tiempos. Y no podía haber llegado en un mejor momento, con el British Open a la vuelta de la esquina.
Sí, muchos expertos saldrán ahora a la palestra para explicar que el The Old White es un campo sencillo y que muchos jugadores estaban disparando de forma rutinaria los 60 bajos. Pero no hay que olvidar que Tiger venía de hacer dos rondas de 80 y 76 golpes en Chambers Bay y que, unas semanas antes, había firmado la peor tarjeta como profesional de toda su carrera en el Memorial Tournament (85 golpes). Así que el estadounidense tiene motivos más que de sobra para alegrarse por su actuación en el Greenbrier Classic.
El golfista de 39 años finalizó el torneo con siete golpes bajo el par, lo que le valió para compartir la 32ª posición junto a sus compatriotas Kevin Na, Eric Axley, Brice Garnett y Johnson Wagner. Pero más allá del resultado, Tiger se queda con las sensaciones del último día, en el que fue capaz de terminar libre de bogeys, un hecho que no ocurría desde el The Barclays en agosto de 2013.
“Hoy ha sido un buen día”, reconoció el deportista ante los medios de comunicación una vez que finalizó su vuelta. “Es mi mejor jornada desde hace mucho, mucho tiempo. Es una pena, porque de haber embocado algún putt más esta semana podía haber sido completamente diferente. Sin embargo, estoy muy contento con lo que he sido capaz de conseguir”.
Woods deberá aprovechar la inercia positiva para afrontar con garantías el tercer Grande del año, el British Open, que arranca en apenas dos semanas en el Old Course de St. Andrews, un campo que le trae muy buenos recuerdos, pues fue aquí donde consiguió dos de las tres Jarras de Clarete que guarda en sus vitrinas -2000 y 2005-. Si hay alguien en el golf actual que puede hacer frente a una misión tan difícil como volver a la élite mundial ese es Tiger. Veremos si consigue administrar en Escocia esta dosis de adrenalina que le ha insuflado Virginia Occidental.